CONFERENCIA de PROVINCIALES JESUITAS EUROPEOS

 

Noticia de Prensa

 

 

Los Provinciales Jesuitas Europeos expresan “especial preocupación” por el asunto de los refugiados.

 

·      El número de los refugiados es “una afrenta a la dignidad humana”

·      Se lamenta el tráfico sin escrúpulos de refugiados

·      Se urge a los gobiernos que muestren más compasión por los emigrantes que huyen de la pobreza

·      Se pide a los medios que eviten etiquetas injuriosas

·      Se subraya el papel de la educación –  se necesitan programas especiales

 

Los Provinciales Jesuitas de países de toda Europa apelaron hoy a los Gobiernos a dar una respuesta más compasiva a los que vienen a Europa como emigrantes “económicos”. Su declaración fue emitida para conmemorar el 20º aniversario de la fundación del Servicio Jesuita a Refugiados (14 noviembre 1980).

 

Aún admitiendo que "hay una diferencia  entre aquellos que huyen por sus vidas y aquellos que huyen de la pobreza” los Provinciales Jesuitas añaden que “huir de la pobreza es legítimo y también merece una respuesta, tanto a largo plazo mediante la promoción de ayuda adecuadamente orientada a los países en vías de desarrollo, como a corto plazo en forma de respuesta compasiva a los individuos que llegan de otros países”. Los Provinciales indican que “admitir emigrantes no solamente quiere decir dejar de forzarles a volver, sino también proveerles de residencia, servicios sociales, educación y el derecho a reunirse con sus familias”.

 

Los Provinciales dicen que, debido a los cambios demográficos, los países europeos se dan ahora cuenta de que necesitan inmigrantes “como recurso económico social”. Pero advierten que los “emigrantes no deben ser considerados únicamente como económicamente útiles sino también como seres humanos con derechos”. También comentaron los Provinciales que “si nuestras economías occidentales atraen a los mejores y a los más inteligentes  de los países en vías de desarrollo, y hasta incluso se adelantan activamente a reclutarlos, esto puede privar a esos países de muchos talentos que contribuirían considerablemente a su desarrollo”. La declaración deplora el tráfico de refugiados y de personas en busca de asilo.

 

La declaración habla con preocupación de la actitud cada vez más dura de los gobiernos, expresada por medidas como “prerrequisitos más difíciles para visados, medidas disuasorias como la detención y la privación de beneficios sociales, medidas por las cuales un estado abdica de su responsabilidad, por ejemplo, en acuerdos de readmisión, protección temporal, políticas de seguridad en  el país de origen  y en terceros países”. Los Provinciales expresan una preocupación especial acerca del “aumento de detenciones de los que buscan asilo y de los emigrantes”.

 

Destacaron los Provinciales la responsabilidad de los medios de informar sobre el asunto de los refugiados de una manera equilibrada. Cuando los medios informan de una manera equilibrada, ayudan a promocionar actitudes equilibradas hacia los refugiados y los que buscan asilo. De lo contrario pueden alentar el racismo y la xenofobia. “Los medios han de darse cuenta, decían los Provinciales, que pueden avivar las llamas del odio y aumentar temores ya exagerados. Lo cual puede conducir a actitudes de odio y desconfianza, e incluso ataques a los emigrantes”. Los Provinciales urgen a los profesionales mediáticos de toda Europa a “consensuar protocolos para la información sobre asuntos de refugiados”.

 

Los Provinciales Jesuitas destacaron el papel de la educación: “Los educadores juegan un papel clave para asegurar que la generación venidera tenga actitudes bien informadas y responsables hacia los refugiados y los que buscan asilo. Urgimos el desarrollo de programas apropiados a todos los niveles educativos”.

 

Ø   El Servicio Jesuita a Refugiados se fundó in 1980 por el entonces Superior General Pedro Arrupe S.J. Trabaja en 65 países de todo el mundo.

 


DECLARACIÓN DE LOS PROVINCIALES JESUITAS EUROPEOS

(Bruselas, Noviembre 2000)

 

 

Escribimos en el 20º aniversario del Servicio Jesuita a Refugiados, una organización fundada específicamente para asistir a los refugiados y abogar por su causa. Escribimos también en un momento en el que hay cerca de 50 millones de refugiados en el mundo sin señales de que este número disminuya. Escribimos conscientes de que tal afrenta a la dignidad humana y a la solidaridad global tiene que ser afrontada. Escribimos en este Año Jubilar 2000 sabiendo que la convicción cristiana sobre la que fue fundada nuestra Orden y desde la que hoy trabajamos, nos urge a hablar claro y alto. Escribimos porque la inaceptable distancia entre lo que nuestra sociedad podría hacer, si quisiese, y lo que en realidad está haciendo en este momento, tiene que ser valientemente interpelada.

 

Europa está en una encrucijada: una encrucijada geográfica entre Oriente y Occidente, una encrucijada cultural entre nuestras diversas culturas y una encrucijada entre ricos y pobres, entre Norte y Sur, entre desarrollo y subdesarrollo. Tales encrucijadas pueden ser fuentes de conflictos y tensiones; las guerras de este siglo pasado son testigos de lo que puede ocurrir cuando se permite que tales tensiones se transformen en odio y violencia. Tales encrucijadas pueden también ser fuente de creatividad e idealismo. Los grandes logros culturales de este continente muestran lo que puede hacerse cuando la humanidad se esfuerza por alcanzar su auténtica dignidad.

 

 

Las Causas

 

Las causas de la crisis de refugiados son complejas y al mismo tiempo sencillas: la guerra, la inhumanidad entre nosotros, odio racial, hambruna y extrema pobreza. Es trágico que al lado de grandes adelantos tecnológicos y prosperidad económica en una parte del mundo, tengamos, en otras partes del mundo, sufrimientos tan severos.

 

 

Los signos de los tiempos

 

Hay muchos aspectos del problema de los refugiados hoy que nos causa especial preocupación.

 

q    Tráfico sin  escrúpulos: A medida que las rutas de entrada se van cerrando, gente desesperada por entrar en Europa se ven forzadas a entregarse a manos de traficantes sin escrúpulos. A medida que los gobiernos europeos se empeñan en destruir por la fuerza el contrabando de personas, los métodos de entrada ilegal resultan cada vez más peligrosos y más caros. El reciente descubrimiento en Dover de 58 personas que habían muerto asfixiadas en un contenedor nos horrorizó a todos. Pero hemos de actuar y no permitir que estas muertes sean la tragedia de un día que luego se olvida fácilmente.

 

q    Un problema para una Europa más extensa: A medida que las fronteras de los países de  Europa del Oeste se van cerrando, el problema se va desplazando cada vez más hacia el Este. Polonia, Hungría, y la República Checa reciben ahora nativos de Sri Lanka, el Sudán y otros países, muchos en busca de trabajo, muchos en busca de seguridad, los más en busca de viajar posteriormente a occidente.

 

q    La globalización abre mercados pero no fronteras: La globalización ha abierto fronteras a la información, al capital, y a las mercancías, pero no a la gente. El objetivo es mantener a distancia a refugiados y emigrantes. Se están creando medidas sofisticadas para dejar fuera a los recién llegados. Estas incluyen: prerrequisitos de visado más difíciles, medidas disuasorias como suspensión y denegación de beneficios sociales, medidas por las cuales el estado abdica de su responsabilidad, como por ejemplo, los acuerdos de readmisión y protección temporal, las políticas de seguridad en el país de origen y en terceros países. En particular nos preocupa el número creciente de arresto de emigrantes y personas en busca de asilo.

 

q    Los medios de comunicación aumentan los estereotipos: Los medios deben tener en cuenta que pueden avivar las llamas del odio y  aumentar temores ya exagerados. Esto puede llevar a actitudes de odio y desconfianza y hasta a instigar ataques a los inmigrantes. Esto es así de una manera especial en áreas urbanas, ya de por sí necesitadas, y donde la gente puede creer, equivocadamente, que los refugiados están recibiendo beneficios de los que no disfrutan los del lugar quienes, en consecuencia, se sienten víctimas. Por otra parte, donde la información de los medios es más equilibrada, la integración de refugiados y emigrantes con la población local es mucho más fácil; alabamos los casos cuando esto ha ocurrido.

 

q    Los que huyen de la pobreza también merecen un recibimiento compasivo: Hay una diferencia entre los que huyen por la seguridad de sus vidas y los que huyen de la pobreza. Sin embargo, huir de la pobreza es legítimo y merece asimismo una respuesta, tanto a largo plazo, mediante la promoción de ayuda bien encauzada a los países en vías de desarrollo, como, a corto plazo, con una respuesta compasiva a los individuos que llegan de esos países.

 

q    Necesidad de la inmigración: Algunos países europeos se están dando cuenta ahora, que necesitan inmigrantes, como recurso económico esencial, debido al declive demográfico. Con todo, los inmigrantes no deben ser solamente considerados como seres económicamente útiles, sino también como seres humanos con derechos. Además, si las economías del mundo desarrollado atraen a los mejores y a los más inteligentes de países en vías de desarrollo, hasta el punto de ir directamente a reclutarlos, esto puede privar a estos países de aquellos talentos que tanto podrían contribuir a su propio desarrollo.

 

 

Una llamada a la acción

 

1.    Acogemos con satisfacción el compromiso de los estados de la Unión Europea a la aplicación plena e inclusiva de la Convención de 1951 como se declaró en Tampere.

2.    La regularización de inmigrantes en la Unión Europea, una tendencia positiva en países como Bélgica, España, Francia o Italia, debería hacer más tolerable las dificultades que padecen los emigrantes, y las personas en busca de asilo rechazadas  que no pueden se deportados.

3.    La armonización de políticas de inmigración y asilo debería basarse en la seguridad y la justicia, pero también en las necesidades humanas de la gente. Admitir emigrantes no significa sólo parar la deportación forzada, sino también dotarles de residencia, servicios sociales, educación, y el derecho a reunirse con sus familias.

4.    Los medios de comunicación pueden tener un papel positivo y constructivo transmitiendo información de una manera profesional. Urgimos a los profesionales de los medios en toda Europa a consensuar protocolos para la información sobre los problemas de refugiados, y a colaborar con JRS, UNHCR, ECRE y otras organizaciones, para lograr este fin. Les urgimos a evitar terminología y fraseología que pueda excitar la xenofobia.

5.    Los educadores también tienen un papel clave en asegurar que las generaciones venideras desarrollen una actitud informada y responsable hacia los emigrantes y las personas en busca de asilo. Les urgimos a que desarrollen programas adecuados a todos los niveles de la educación.

Números

 

En 1999, los 15 estados miembros de la Unión Europea recibieron, más o menos, 360,000 solicitudes de asilo. En un mundo de aproximadamente 50 millones de personas desplazadas, esto representa una pequeña proporción del total, y es vital mantener un sentido de proporción.

 

Además, no deberíamos olvidar que en el pasado también los europeos han sido emigrantes. Alrededor de 50 millones emigraron desde Europa entre 1800 y 1940, incluidos 17 millones del Reino Unido e Irlanda, 10 millones de Italia, 6’5 de España y Portugal, y 6 millones de Alemania. Esta emigración continuó hasta los años 70 en países como España e Irlanda.

 

 

Conclusión

 

Hoy los refugiados están entre las personas  más vulnerables. Han abandonado sus hogares y sus familias y traen consigo pocas posesiones. Tal vez lo único que les queda es su dignidad como seres humanos. Debemos respetar esa dignidad, salvaguardarla y trabajar para reforzarla. De este modo enriquecemos nuestra propia dignidad, promovemos solidaridad humana y construimos un futuro común .

 

Hoy nuestro mundo se enfrenta a una disyuntiva. Podemos construir barreras, excluir a unas personas e incluir a otras. Podemos erigir muros que tendrán que ser cada vez más altos a medida que sube de volumen el clamor de los que se quedan fuera. O bien, podemos crear un orden global donde la justicia y la igualdad prevalezcan, y en donde nuestra fe en nuestra común humanidad sea respetada y encarnada en las estructuras de nuestra sociedad. La historia nos ha demostrado que la primera solución conduce a la guerra y a la violencia, mientras que la segunda  lleva a la paz y al desarrollo.

 

 

Resumiendo:

 

·      Exhortamos a los gobiernos a que ofrezcan posibilidades legales más generosas para que la gente pueda entrar en Europa, tanto si son personas en busca de asilo, como si son emigrantes con problemas socio-económicos.

·      Urgimos a los jesuitas a hacer todo lo posible para crear una opinión pública más favorable a la gente en movimiento migratorio.

·      Pedimos a los medios de comunicación que eviten cuidadosamente titulares que provoquen la xenofobia.

·      Urgimos que el respeto evangélico a la dignidad de la persona, y a la hospitalidad, sea el principio directivo en nuestra manera de tratar a los emigrantes, personas en busca de asilo e inmigrantes.

 

 


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